He preferido la luz de una vela
para componer mi canción esta noche.
He buscado la penumbra,
fiel compañera de las estrellas fugaces.
He explorado ese rincón adormecido
al borde de la noche
y me he quedado dormida sin quererlo.
Y me he quedado dormida
para recordar la luz de una vela.
La luz de una vela temblorosa,
transparente, susurrante y ceremoniosa.
Musical, danzante, irreverente y fresca
como el brillo de una vela a los pies de mi cama.
Y me he quedado dormida
con el aleteo de la madrugada.
De la madrugada que aún no se atreve
a acompañarme para componer mi canción.
Irreverente, fresca, desmayada y risueña
como la luz de una vela a los pies de mi cama.