Otro sobresalto, en forma de verso, se asoma a este blog. Un poco menos tímido que el anterior. Lo trae de su mano nuestra amiga Silvia, La Vieja Encina, a quien le gusta hacer cameos por sorpresa y aparecer de vez en cuando a conversar un poquillo en el sofá de mi cuarto de estar.
PRÓLOGO II
Además de magia, tienen las madrugadas
grandes bolsillos para que les quepan dentro
palabras viajeras rebosantes de ilusión
de sentimientos recién inaugurados y, cómo no,
de sobresaltos.
grandes bolsillos para que les quepan dentro
palabras viajeras rebosantes de ilusión
de sentimientos recién inaugurados y, cómo no,
de sobresaltos.
Silvia Sánchez
CENTINELA
He preferido la luz de una vela
para componer mi canción esta noche.
He buscado la penumbra,
fiel compañera de las estrellas fugaces.
He explorado ese rincón adormecido
al borde de la noche
y me he quedado dormida sin quererlo.
Y me he quedado dormida
para recordar la calidez del sol.
Del sol que aún no se atreve
a mirarme a los ojos sin herirme.
Musical, danzante, irreverente y tembloroso
como el brillo de una vela a los pies de mi cama.
Y me he quedado dormida
con el aleteo de la madrugada.
De la madrugada que aún no se atreve
a acompañarme para componer mi canción.
Irreverente, fresca, desmayada y risueña
como la luz de una vela a los pies de mi cama.
He preferido la luz de una vela
para componer mi canción esta noche.
He buscado la penumbra,
fiel compañera de las estrellas fugaces.
He explorado ese rincón adormecido
al borde de la noche
y me he quedado dormida sin quererlo.
Y me he quedado dormida
para recordar la calidez del sol.
Del sol que aún no se atreve
a mirarme a los ojos sin herirme.
Musical, danzante, irreverente y tembloroso
como el brillo de una vela a los pies de mi cama.
Y me he quedado dormida
con el aleteo de la madrugada.
De la madrugada que aún no se atreve
a acompañarme para componer mi canción.
Irreverente, fresca, desmayada y risueña
como la luz de una vela a los pies de mi cama.
Concha Morales