Era el mejor momento del día.
El de acudir mordisqueando una manzana
a la cita con la luna.
Era el segundo perfecto
la puerta entreabierta
los vecinos en corrillo refrescándose el hambre
y en la despensa
los sacos de patatas aguardando su turno
para probarse el zapatito de cristal.
Los cuentos de hadas
eran el postre favorito de la abuela.
Retrato XV de mi poemario "A la hora del pan con chocolate"
5 comentarios:
¡Que tiempos aquellos!
Tomando el Fresco a la luz de la luna. Corrillos de adultos, de niños, abuelos y nietos...¡Que bonito!
Un abrazo para ti, Koncha. Una caricia para kafeto.
¡Qué buen momento el que describes! Y aunque no lo he vivido así, me lo has hecho sentir. Y me has recordado cuál era uno de mis mejores momentos en mi infancia. Cuando creía engañar a mis padres, haciéndome la dormida, y a escondidas me ponía a leer mis cuentos de hadas en la cama...
Besotes!!!
Pedro, en mi caso, la niñez (aunque fuera en los años 50-60) siempre fue bonita, lo peor lo pasaron mis mayores. Y carantoña para Negri de parte de Kafeto.
Margari, para mí ya es una auténtica satisfacción haberte hecho revivir tiempos que siempre agrada traer a la memoria de nuevo.
Bsazos!
¡Y la quina su reconstituyente favorito! ¿Te imaginas a la abuela Jacinta leyendo tu poemario?
¡¡¡GUAUUUUUUUUUUUU... Qué escalofrío... digo de biennnn!!! Alguna lagrimita se le escaparía.
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