Mantengo
la sana costumbre de echarme un ratito la siesta después de comer. Sin embargo,
esta tarde he decidido dar un quiebro a este hábito tan saludable y tan
español. Nada más acabar el último sorbito de café, abrí el periódico por las
páginas de Economía y me sumergí de lleno en la vorágine de triplesA, valorhistóricodeleuríbor, macronoticias e índicesdeflotación. En mi adolescencia, me bebía con fervorosa pasión
las novelas de Agata Christie y he de confesar que dar un repasito por las
noticias de nuestro devaluado mercadodedeuda
o cruzar el semáforo internacional de los númerosrojos
y los númerosverdes me produce en
estos momentos la misma sensación de angustia y desazón que cuando me imbuía en
uno de los misterios sin resolver protagonizados por la sin par Miss Marple o
el inefable Hércules Poirot.
Kafeto,
desde su lugar de privilegio al otro lado del salón, me aconseja que deje el
tema. No son horas, Koncha. Sufrirás un
corte de digestión como sigas con esa lectura. Pero soy cabezota, lo
reconozco. En algunas ocasiones, cuando me creo en posesión de la razón, me crezco al llevar la contraria a mis
interlocutores. Y esta tarde ha sido una de ellas. Necesitaba ponerme al día en
ajustescontables, en déficitestructurales, en tasasdecrecimientonegativas… Sí, lo confieso.
Es cuestión de supervivencia, de recuperar mi autoestima. Los desayunos se
están convirtiendo en un auténtico suplicio por culpa de mi total ignorancia de
un tema tan vital actualmente como entender de macroeconomía. La incultura que demuestro cada mañana me impide
mantener una conversación fluida y desenvuelta con mis compañeras de mesa.
Ellas parlotean y parlotean y parlotean… y yo calladita como una muerta, o
peor, como una desinformada perpetua. A partir del lunes, me he dicho, voy a
ponerme al frente de la manada. Mi estabilidad emocional lo exige y no la defraudaré.
Koncha, me insiste Kafeto, duérmete un
ratito o tus jugos gástricos te van a jugar una mala pasada.
¡Qué
gozada! Ahora comprendo las teorías que argumentaba esta mañana mi amiga Olga…
Bueno, amiga, lo que se dice amiga, no es, porque solo nos juntamos a la hora
de desayunar en la cafetería que hay cercana a la oficina, pero, a lo que iba: “El
techodegastopúblico, decía ella,
contribuirá a que fluya un pactodeestabilidadpresupuestaria
equilibrado y justo. Se suavizará la primaderiesgo
y el Ibex35 y el DowJones volverán por sus fueros.” ¡Por fin! El lunes podré
plantear mi propia teoría. Presentaré unas basesdecredibilidad
que dejarán a mis contertulias con la boca abierta. Inflacción, deflación, 4,8%, 13,2%, elementosajustados, objetivodedéficit,
mecanismoderescate, tantosporciento, tantosporcrisis,
tantosporobjetivosdemercado… El estómago me da vueltas, la habitación me da
vueltas… Kafeto, solícito y reparador, se dirige a la cocina y busca en el
armario una bolsita de manzanilla con anís.
16 comentarios:
Casi mejor que te tomes una tila, hermana. ¡Hija! ¿Has visto como has dejado al pobre Kafeto con tus macroeconomías? Como sigas con esas lecturas te denuncio a la protectora de Kafetos...
Muases muy, muy preocupados.
¡Pues anda que tu entrada de hoy también se las trae! Muases claustrofóbicos.
¿Me permites una sugeréncia?... ¡Cambia de cafeteria!, la salud es lo primero.
Besos.
Sigue el consejo de Pablo... Porque vaya estrés de cafelito...Y te aseguro que yo también me pierdo con esos términos. Necesito que me hablen en cristiano. Así que para otro día, vuelve a tu saludable hábito de la siestecita. O a Miss Marple o Poirot, que aunque te angustien, también te hacen disfrutar.
Besotes!!!
Je, je... Pablo, gracias. Pensé que me ibas a decir que cambiara de amigas. Un beso.
Te aseguro, Margari, que no se me va a volver a ocurrir leer un periódico a la hora, sagrada, de la siesta. Besazo!
No hace falta que cambies de amigas Koncha, solo que se relajen un poquito a la hora del desayuno, a veces viene bien hablar de cosas mas triviales, hazle caso a Kafeto, besitos.
Ja, ja, ja. Si al final te veo desayunando en los Nuevos Ministerios...
Silvia, seguiré fiel a mis amistades... y, además, a partir del lunes hablaremos solo del anticiclón de las Azores, jajajajajá. Un besazo.
No me lo digas dos veces, Román...
Mejor sigamos durmiendo la siesta. Es mucho más reparador que pensar en cuentas infladas, desinfladas, números rojos, semáforos -perdón - números verdes, deflaciones, inflaciones, números de parados...¡Jo!¡Que angustia! Creo que voy a hacer lo que dice Kafeto y pasar un poco y tranquilizarme para roncar un poco.
Un abrazo y una acaricia.
Jajajaja y que haya quien se duerme leyendo esas cosas... no tienen perdón de Dios (dice una de esas personas que disfrutan de estos temas económicos hasta un punto no del todo normal).
Un beso y felices sueños.
Pedro, ¡no veas lo bien que me sentó la manzanilla que me sirvió Kafeto! Le he prometido que "ñunca xamás". ¿Lo he dicho bien? Un beso y un ronroneo.
Mientrasleo, te aseguro que anoche dormí a pierna suelta. A partir de ahora, cuando escuche en los informativos cualquiera de esos horribles términos, cambiaré de emisora, jaja. Un beso.
¡Dios mío Koncha, que mareo! vuelve a la siesta por favor creo que es mas saludable.
Nunca sabremos lo suficiente de macroeconomía como para que no nos tomen el pelo cuando les de la gana. Nuestra pobre y triste microeconomía ya nos trae bastante de cabeza como para intentar entender alguno de los términos con los que quieren envolver el desaguisado en el que estamos metidos.
Besos.
¡Sin ninguna duda, la siesta gana! Un beso.
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